La cocaína es una droga que se obtiene de las hojas de un arbusto denominado Erythroxylon coca, el cual es originario de Sudamérica (en especial Perú y Bolivia). Esta sustancia se constituye como un potente estimulante del sistema nervioso central, que puede conseguirse en tres formas diferentes: roca, hojuelas y polvo.
La primera es la que se puede conseguir más fácilmente, la segunda es considerada como droga de excelente calidad y la tercera es la que se puede encontrar con mayor frecuencia a la venta en las calles. Es importante considerar que por lo general la cocaína se mezcla con otro tipo de drogas sintéticas, lo que hace que su consumo derive en muchos más riesgos.
En su forma pura la cocaína es un polvo blanco y cristalino, muy similar al azúcar. Generalmente para consumirla, las personas la inhalan como polvo, pero también es común que se la inyecten en forma líquida o se fume mezclada con tabaco (crack).
Los adictos a esta droga corren serios riesgos, ya que la misma es sumamente potente para el cerebro. De hecho, la gran mayoría de las personas que la consumen desarrollan adicción rápidamente. Asimismo, no hay que olvidar que el consumo de cocaína trae consigo numerosos problemas graves, los cuales son provocados por tomar la sustancia de forma habitual y/o en grandes dosis.
Entre otras cosas, la cocaína puede producir problemas cardíacos de todo tipo (incluso infartos), dificultades respiratorias, problemas en el sistema nervioso (por ejemplo: derrame cerebral) y numerosas complicaciones digestivas.
En lo que respecta a las alteraciones mentales, un adicto a la cocaína generalmente presenta delirios, ansiedad, irritabilidad y depresión, sin dejar de mencionar que si esta sustancia se inhala se pueden generar lesiones locales en la mucosa nasal.