Concurso Transnacional Antinarcotico por Internet "Maya". Videos, fotos, carteles, dibujos contra la narcomanía y el alcoholismo

Lo que yo hacía era muy peligroso, pero daba mucho dinero y yo le cogí el gusto al dinero. Con el tiempo era más difícil encontrar la mercancía y los posibles puntos de venta, pero ya no podíamos detenernos. Así están hechas las personas – parece tienes todo lo necesario, pero quieres más y más. Nosotros no éramos una exclusión.

Conseguimos ocultarnos por unos cinco años, y muchos no se imaginaban dónde estaba la fuente de nuestros recursos. No ostentábamos, no gastábamos dinero sin sentido, pero estuvimos en situaciones muy cerca del fracaso, dónde la “prendida” significaba el fin de la vida, es decir, 15 años de cárcel o la pena máxima.

Una vez llevamos un encargo a una fábrica de muebles. Aún no habíamos obtenido una parte de la comisión. Fui con el chofer al punto acordado por el dinero. Durante tales negocios nunca hablábamos demasiado. Buscábamos un lugar oculto para hacer la transmisión del paquete con la suma y luego, cada uno por su lado. Así es que nos encontramos no lejos de la fábrica y solo pude agarrar el dinero cuando veo con el rabo del ojo, como dos tipos aguantaban a el que me hizo la entrega. Suerte que el chofer tenía experiencia y salimos disparados  a la fuga. Pero aquellos vieron nuestros movimientos y salieron en nuestra persecución.

Entonces, la ciudad estaba muy verde. Nos escondimos bajo un árbol para cambiar nuestras ropas. Me quité el vestido y escondí el dinero en las bragas. Pero ellos estaban muy cerca y yo semidesnuda. Traté de cubrirme con mi vestido. Nos obligaron a vestirnos. Quise demostrativamente demostrar que no me pondría las bragas e hice un gesto como si las metiera en el bolsillo. Aquello era un pañuelo.

Buscaron en todo el coche. No sabían qué buscaban, porque lo que solo veían eran papeles. Al chofer lo soltaron enseguida. Yo dije que lo había encontrado en el camino. Así era como acordábamos de antemano. No buscaron más. Entonces los policías tenían vergüenza, no metían sus manos en las bragas, como lo hacen ahora sin ningún recato, sin contar con la edad ni el status. Sí, claro, podía recibir alguna bofetada, pero eso pasaba si los provocaba con mis maneras. Yo siempre hablaba muy calmada y los trataba de “usted”.

Por la tarde ya me habían soltado, mientras que a aquél que aguantaban, se lo llevaron. No sé cómo le llamaban. Como regla no sabíamos ni direcciones ni nombres confidenciales. Mientras menos sabes, mejor duermes. Los policías tenían otras cuentas con él, por un asunto análogo, y mi aparición en el horizonte era para ellos casual y el milagro me salvó. También, por suerte, mi marido conocía bien la materia de las leyes. Siempre analizabamos las situaciones de posibles fracasos para saber cómo reaccionar y qué decir: Si estás confundida y no sabes qué decir, mejor calla antes. Su trabajo es probar que eres culpable. No mientas. Una insignificancia en tus palabras te puede traicionar. Dí, toda la verdad que puedas, y solo calla y evade  lo que realmente te comprometa”. Ya lo había dicho que él era muy listo y que su adiestramiento en la vida criminal me salvaron más de una vez. Pero, en ese día todo había ocurrido por primera vez. 

Yo era como un limón exprimido. Los golpes que por un momento sin habla, y la casa no podía decir. Miedo a morir en la cárcel era tan fuerte que no tomé opio. Esa noche me cortó cada hora, hacer cosas estúpidas y mirando al techo. Alrededor de un mes, yo no podía hacer nada, y sólo en los casos que no podía hablar siquiera. No puedo descansar hasta que el hombre y siete otro, no es condenado por un delito similar. Los tiroteos no lo era, sino un período de 12-15 años tiene todo.

En ese momento pensé: "Eso es todo, no lo hará." Pero el tiempo y la cabeza borrosa por las drogas hizo el truco. En mi oído dijo que todos los suministros se agotan, y se fue sin un centavo, sería imposible volver a empezar. No habría dinero para comprar bienes, necesitamos capital semilla. Y así, la lección no me dio nada, y yo nos alojamos en el crimen, aunque sería el momento de saltar, y la biografía podría ser tocada. Quizás.